En ASAAR hay muchos Anestesiólogos que comparten o compartieron la especialidad con su papá, capacitándose en los quirófanos o en la casa con una charla de sobremesa.
Hay seis apellidos que se distinguen por el legado que les dejó su padre como en el caso de Gallardo, Riveros, Fager, Hidalgo, Torres y Quinteros. Los hijos contaron a la ASAAR cómo es compartir la profesión con el padre:
Unidos en el quirófano y en la ASAAR- Andrés y Floriano Gallardo
Andrés conoce cada detalle de la carrera de su papá con admiración y recuerda que en sus inicios eran pocos Anestesiólogos y fue uno de los que le dio vida a la ASAAR. Mientras que en el quirófano se juntaron durante la residencia de Andrés.
La profesión les brindó muchas amistades y “hoy hay amigos de mi papá que son mis amigos”, expresó. Asegura que fueron muy unidos y que también disfrutaron juntos del fútbol. “Los dos íbamos a ver a Trinidad y hemos sido dirigentes del club”.
Su hermano, a pesar de no estudiar medicina, también se integró a la familia de ASAAR desde lo legal ya que es abogado de la institución.
“Él me contagió el amor por la anestesia”- Ignacio y Walter Riveros
Ignacio cuenta que al ver lo que hacía su papá le surgieron las ganas de estudiar medicina y luego eligió la especialidad porque “me gusta que tiene mucho de fisiología”.
“Mi papá tiene un carácter fuerte pero juntos hemos aprendido a manejarnos no solo en la medicina sino también en la vida”.
Esta dupla comparte el amor por su profesión pero también disfrutan de un partido de San Martín en la cancha o de un asado en Bella Vista mientras conversan de una cirugía.
“Como todo hijo de médico, uno absorbe lo que hacen los padres. Mi viejo en ese sentido es muy apasionado con su especialidad y siempre le ha gustado también la parte docente y cuando yo venía a San Juan me comentaba sobre los tema que estaba estudiando”.
En la familia hay más hermanos pero Ignacio es el único que tiene la suerte de compartir quirófano con su papá. Disfruta mucho eso y tenerlo cerca ya que otra parte de la familia viven en otras provincias.
Su papá como guía y modelo – Ariel y Elias Fager
Ariel es hijo único y cuenta que su decisión de ser médico fue desde que era niño, “y es muy probable que haya sido por verlo a mi viejo, más allá de que no hablaba mucho de su trabajo”, reflexionó.
“La primera vez que el me hizo entrar a un quirófano tenía 12 años y eso me terminó de convencer. Aunque mi decisión de ser Anestesiólogo no fue conscientemente influenciada por él, fue mucho tiempo después, ya casi al terminar mi carrera universitaria y fue algo que fui descubriendo por mi mismo”.
“Él ya está jubilado, pero tuve la dicha de que pudimos trabajar unos cuantos años juntos, y para mi fue un constante aprender, no solo de la especialidad sino lo que significa ser un hombre de bien”. Recuerda que su papá le enseñó a ser una persona con convicciones firmes, trato bondadoso y comprensivo con el paciente y con sus pares, tanto médicos y no médicos. “Dejó unos zapatos muy grandes para llenar pero que marcaron mi carrera y mi camino como médico y como persona…no puedo pedir más”, concluyó.
Ariel festeja este domingo con sus dos hijos y sin dudas con su papá y maestro.
Visitas familiares entre guardias y quirófanos – Rodrigo y Osvaldo Hidalgo
Rodrigo recuerda momentos de su infancia en que visitaba a su papá en las guardias:“Mirábamos por la ventanita de urgencias y como todo niño era muy curioso y me gustaba ver todo lo de quirófano”, indicó. Estas escenas ahora se repiten pero con él desde adentro, dado que tiene 4 hijos y es común que lo visiten porque su mujer también trabaja en salud: “Mis hijos me han visto a mi trabajando o los he llevado a que tomen la teta en un sanatorio mientras su mamá trabaja, por ejemplo”, comentó.
En cuanto a su papá, reconoció que si bien aprendió de muchos colegas, con su papá se criticaron o dijeron siempre las cosas con mayor confianza. Asegura que optó por la especialidad libremente, “mi viejo me dejó elegir” y afirmó que será igual con sus hijos.
Unidos a través de la Anestesiología – Javier y Manuel Torres
Javier cuenta que su papa Manuel y sus hermanos se dedicaron a la misma profesión y esto los mantuvo unidos a pesar de vivir en provincias separadas. Su papá y uno de sus hermanos hicieron su carrera en Mendoza, mientras que él y otro hermano se destacaron en San Juan. La anestesia era el tema de conversación asegurada cada vez que se veían. “Él contaba lo que era antes y lo que es ahora. Porque hoy uno trabaja con muchísima seguridad y equipos que antes no tenían”, recordó.
Tiene dos hijos, Gonzalo (19) y Ana Paula (16) y el varón cursa el cursillo de ingreso de medicina. Sin dudas para el día del padre habrá un diálogo sobre anestesia pero ahora con su hijo y en honor a su papá.
“Trabajar con tu viejo es tener siempre una mano es la espalda” – Javier y José Quinteros
Javier asegura que es una ventaja trabajar con el padre, aunque “es fácil porque es muy complaciente, pero difícil a la vez, porque te conoces mucho”, confesó.
“Yo creo que uno siempre va viendo lo que hace el padre, yo creo que por eso es mi inclinación por la medicina y luego elegí la especialización igual”, indicó.
Si bien hablan de anestesia, afirma que también tocan otros temas: “Las conversaciones por lo general son un 20% la parte científica un 20 % lo que va pasando gremialmente y el 60% fuera de lo laboral”. Además, asegura que a pesar de tener una pasión en común disienten mucho en otros temas como por ejemplo en el fútbol.
A su vez va a festejar su día con sus dos hijos, uno de 6 y una que está por cumplir los 3 años.