Estimados colegas anestesiólogos:
Una etapa en la vida de un grupo de nosotros llega a su fin, y como siempre sucede en las despedidas, los sentimientos se contraponen: alegría por el cierre de un ciclo, nostalgia por todo lo compartido, gratitud por lo recibido. Hemos logrado una nueva meta en la carrera y formación de nuestros médicos residentes, se cierra una etapa de intensa formación, cuyo inicio probablemente significo un considerable sacrificio para muchos: trabajo intenso, disciplina, cansancio físico y emocional, largas ausencias en sus hogares, y una vida donde el compañerismo entre residentes terminó siendo su sostén, el hospital se convirtió de pronto en su casa y los compañeros de residencia, en familia. Nuestra residencia significa mucho más que una transmisión de conocimientos científicos o de habilidades técnicas, la calidada humana del grupo de profesionales de este hospital, nos ha permitido desarrollarnos en todas las dimensiones de la persona: intelectual, ética, cultural, social y humana, indispensables para el logro de aquellos valores, principios e idoneidad que deben caracterizar a un profesional médico. La formación integral es una urgencia en la sociedad actual, y adquiere gran importancia en nuestra carrera: somos profesionales responsables de cuidar la salud y la vida de los seres humanos, lo cual representa una enorme responsabilidad frente a la comunidad médica y a la sociedad en general. De nada serviría la ciencia, los saberes, la tecnología, sin criterios éticos, morales y humanistas, dicho de otro modo, sin la formación de hombres y mujeres de bien y no solo excelentes profesionales. Deseamos manifestar una profunda gratitud a todos los que demuestran el camino día a día, a quienes enseñan y acompañan en la adquisición de habilidades y destrezas, a quienes promueven y alientan en la toma de decisiones autónomas, a los que demuestran la importancia del trabajo colaborativo, la comunicación, la solidaridad, la ética y la tolerancia frente a la diversidad. Gracias a los que enseñan y transmiten también que no todo puede hacerse como aparece en los libros, que los pacientes no son sólo la enfermedad que padecen y que con cada uno se necesitan habilidades distintas para llegar a entender qué les está pasando, porque en definitiva no se trata de enfermedades sino de enfermos. Gracias por el testimonio y por el ejemplo. Queridos compañeros de residencia, lleven con ustedes todo lo que han aprendido en estos años, como médicos, como seres humanos; alégrense por la valiosa recompensa al esfuerzo, y no olviden aquello para lo que han sido formados: mantener la salud, aliviar el sufrimiento, curar la enfermedad y cuando todo ello no fuera posible, acompañar el tránsito hacia una muerte digna. Desde ahora, serán ustedes quienes tracen sus propios caminos, estará en sus manos hacer la diferencia, dar consuelo y alivio, sentirse orgullosos de la profesión elegida, manteniéndose firmes en los valores que hacen de nuestra profesión, una profesión honorable.
Fuimos afortunados en descubrir todos nuestros límites juntos y aquí, en este lugar. De nuevo gracias por todo lo que nos dieron y por su paciencia. Como parte de ello, nos comprometemos a trasladarla a los que nos siguen. Finalmente, queremos darle voz a las palabras de Confucio, quien ya en el año de 1300 a.c. escribía: “Elige un oficio que ames, y no tendrás que trabajar un solo día en tu vida”.
Muchas gracias a los nuevos colegas anestesiólogos:
Baigorrí Hugo Javier
Rubia Paula Belen